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Telám: Entrevista a Claudia Kozak por el libro Tecnopoéticas argentinas. Archivo blando de arte y tecnología
19 de noviembre de 2012

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Cultura

19.11.2012 13:35

Un libro profundiza los vínculos entre el arte y la tecnología en el país

“Tecnopoéticas Argentinas. Archivo blando de arte y tecnología” es el título de un libro compilado por Claudia Kozak, que aborda desde múltiples miradas -y con la forma de un diccionario alfabético- los vínculos entre arte y tecnología en la Argentina, articulados en torno al bioarte, la instalación y el ecoarte entre otras manifestaciones.

Por Paulo Pécora

“Muy probablemente sea el primer archivo en su tipo editado en el país. Básicamente porque no es en realidad un archivo, sino un archivo blando: una forma de reunir en forma no exhaustiva -aunque bastante amplia- no documentos u obras, sino puntos en un mapa y lecturas en torno a ellos”, explicó Kozak.

En una entrevista con Télam, la investigadora señaló que el término “tecnopoéticas” engloba a las “prácticas artísticas, manifestaciones, proyectos, no-obras, ideas y programas artísticos, en fin, poéticas, que de variadas maneras, incluso en formas políticas a veces irreconciliables, asumen en cada momento el entorno técnico del que son parte y actúan en consecuencia”.

“Arte y tecnología siempre comparten mundo, ya que ambos pueden entenderse como regímenes de experimentación de lo sensible y potencias de creación; pero no todas las zonas del arte ponen de relieve esa confluencia -aclara-. Tecnopoéticas, arte tecnológico, son algunos de los nombres para zonas del arte que sí lo hacen”.

En el libro se analizan poéticas como arte basura, arte concreto, ciberliteratura, cine experimental, electroacústica, remix, videodanza y muchas otras, y específicamente la obra de artistas como Gyula Kosice, Julio Le Parc, Marta Minujín, David Lamelas, Víctor Grippo, Margarita Paksa, Edgardo Antonio Vigo, Roberto Jacoby, Claudio Caldini y Graciela Taquini, entre muchos otros.

Los textos fueron escritos por Esteban Castromás, Flavia Costa, Carmen Crouzeilles, Charly Gradin, Alelí Jait, Claudia Kozak, Inés Laitano, Mariel Leibovich, Laura Novoa, Lila Pagola, María Fernanda Pinta, Margarita Rocha, Lucía Stubrin y Alejandra Torres.

- ¿Por qué diseñaste el libro como un “archivo blando”?

- El libro recurre para plantear estas lecturas a una conocida idea de William Burroughs, la de máquina blanda. Para un texto que busca mapear los modos en que arte y tecnología en Argentina se han venido cruzando y afectándonos desde inicios del siglo XX hasta ahora, la idea de máquina blanda, tal como piensa Burroughs nuestros cuerpos afectados por el control, resultaba sugerente.

-¿Y por qué está organizado de manera alfabética?

- Presenta sus lecturas como si fueran entradas de un diccionario, aunque no lo es en sentido estricto. No toma como objeto sólo el arte sino su cruce con el mundo técnico.

-¿Cómo fue la génesis del libro? ¿Cómo elegiste a los autores para cada poética?

-El libro surgió en el momento en que, luego de años de trabajo en proyectos de investigación en la Universidad de Buenos Aires en torno de lo que denominamos poéticas/políticas tecnológicas, decidimos encarar una serie de publicaciones que permitieran desarrollar y dar a conocer una mirada sobre el cruce arte y tecnología.

- ¿Cuáles son los objetivos del libro y tus expectativas en relación a la difusión de estas tecnopoéticas entre los lectores?

-La idea era explorar algunos mapas posibles de las relaciones entre arte y tecnología, a partir de una mirada que considera que se trata de un terreno de necesaria exploración reflexiva. Asumimos así la fuerte impronta tecnopoética de mucho arte del siglo XX, pero también que esa impronta es política: las tecnopoéticas establecen varios posicionamientos con el mundo técnico moderno y contemporáneo convertido casi en “atmósfera”.

-¿Por qué te interesaba relevar esas políticas?

-Porque creemos que permiten entender bastante los modos de dar forma a nuestra experiencia sensible: ya sea que acompañen, resistan, contesten, inviertan imaginarios de modernización tecnológica en cierto modo hegemónicos que reeditan idearios abstractos de “progreso”. En ese sentido nos ubicamos más bien del lado de una interrogación que exceda el interés en estas prácticas artísticas sólo como evidencias de una novedad tecnológica.

-¿Cuál es la potencia de estos cruces entre arte y tecnología?

-Lo “verdaderamente” nuevo en el arte siempre implica una potencia de transformación de lo dado, considerando que lo dado es el modo en que se conforma nuestra existencia real; la novedad, en cambio, muchas veces se presenta como apariencia de lo nuevo, pero para que nada cambie.

-¿Y existe un fenómeno creciente en relación a estas manifestaciones artísticas?

-Aunque el arte siempre ha tenido un matiz técnico y tecnológico, por su trabajo con la materialidad artística a partir de procedimientos, protocolos, procesos y “matrices” tecno-sociales, ese carácter técnico se ve fuertemente interpelado en momentos de “salto tecnológico” donde nuevos paisajes tecnológicos reordenan nuestra experiencia sensible y hasta nuestros deseos.

-¿Cuáles serían las razones de esta efervescencia?

-La creciente digitalización de las sociedades que hegemonizan los sentidos planetarios ha dado impulso, en efecto, a una movida tecnopoética creciente; pero desde inicios del siglo XX en adelante se han dado momentos en los que el arte respondió en relación con fuertes imaginarios de modernización tecnológica en las sociedades occidentales: los años 20 o los 60, por ejemplo. 

 



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